Me lo compran tus
besos.
Me lo compran tus
manos.
Me lo compra
sentir tus dedos liados
en trazos de piel
que mezclan cuidado,
de fuego y deseo
jamás acabado.
Me lo compra el
silencio de tu vida loca.
Me lo compra
saber que me busca tu boca.
Me lo compra
tener esa confianza sorda
que tu amor, que
mi amor entre tu piel y mi boca,
no se compra, por
Dios!
Y si, por favor,
un día provoca
la duda, el dolor,
la palabra que sobra,
el beso de amor
que despide
y que obra ese
gesto de adiós,
el silencio que
llora:
Perdona, mi amor,
mi torpeza y zozobra,
y vuelve otra vez
a comprar sin vender
mi beso, mi
hacer,
mi querer, mi
beber,
mi nacer en tu
piel,
mi morir en tu
sien.
Mi vida,
ya ves nada más
puedo hacer,
nada más quiero
hacer,
nada quiero
tener.
Si no es tu
placer calcado en mi piel,
volcado en mi
miel;
rendido, vendido,
entregado,
vencido.
Y termino mi
canto con tanto cuidado
que no encuentro
otro modo,
no hay otro lado
que besar sin pudor,
tocar sin
recaudo.
Y gritar sin
recato,
sin vergüenza y
con honra,
que mi amor no se
compra,
que lo doy sin demora...
Te lo
doy, si lo tomas.